Por Leibi NG para Listín Diario. Gratitud a Marianne de Tolentino.
Lucia Amelia Cabral ha puesto en el Mercado dominicano
tal vez el mejor libro que se haya “manufacturado” para el público comprendido
entre los 10 y los 99 años, en la historia de la literatura infantil y juvenil
dominicana. El Camino de Libertad, con hermosas ilustraciones en acuarela del
arquitecto y artista Milán Lora Gómez es
sencillamente una joya que se venderá a RD$150.00* pero cuyo valor transciende
cualquier precio. Aconsejo cuidar los gestos cuando lo estén leyendo en público
porque no hay más remedio que sacar la ternura, la fe y la admiración frente a
la aventura de unos personajes que abrazan el símbolo con seguridad poética al
hacer un recorrido de roce estético.
En términos gráficos, ya teníamos pruebas del
concepto editorial de Lucia Amelia Cabral con la salida de Chivi, Cien Adivinanzas Nuevas y Mi Vaca de Retahílas, ambos de Brunilda Contreras, dos libros preciosos, pero El Camino de Libertad adquiere una categoría distinta.
Ha sido tanto el cuidado que la escritora ha
puesto en esta creación suya que me da argumentos para sostener lo que empecé
con motivo del lanzamiento del libro de Lorelay
Carrón, Jinete de Nubes, cuando trataba de explicar la trascendencia de las
ilustraciones en el libro de LIJ y la capital importancia de lo que nosotros
llamamos diagramación, los españoles maquetación y otros países proyectación gráfica.
El Camino de Libertad deja claro que un matrimonio texto-imagen
es absolutamente imprescindible para que el libro dedicado a niños y jóvenes
reciba un tratamiento de objeto de diseño. Lucia
Amelia crea una historia en prosa lírica que da lugar al vuelo de la
imaginación, permitiendo un tiempo de paz y armonía en cada una de sus
oraciones distintas, a veces rimadas: La
alegoría es un entretenido juego de conducción hacia el mensaje definitivo, en
un viaje lleno de gracia e inteligencia. Me pregunto si esta autora dominicana
se acercará a la hazaña de Antoine deSaint-Exupery con El Principito, una
obra “infantil” que no es sino una obra profunda, cargada de significados y
símbolos en forma de parábola o alegoría.
En el momento en que Lucia Amelia nos mostró una prueba de su libro comprendí su perfecta
visión del libro dentro de la LIJ
como un concepto integral. Hay muchos espacios en blanco pero están
dispuestos para “dar aire” al texto,
como decimos en artes gráficas. Además, este libro se iba “contando” mientras
se unían la industria con la literatura. Y por otro lado, todo el que haya leído
cuentos (en voz alta) con el libro en la mano sabe lo que significa terminar
una frase en una página y paralizar la voz en lo que llegamos a la otra. Por lo
tanto, la oralidad ha cumplido su papel en este proyecto que permite
precisamente “libertad” a la sonoridad de las palabras.
¿Son precisiones de perfeccionistas? ¡Que
bueno! Finalmente empezamos a delimitar las exigencias del libro de LIJ y por lo menos se traza una línea
definitoria entre lo que es y lo que debe ser. La ilustradora cubana, especializada
en LIJ, Miriam González Giménez
expresó al ver esta obra: “¿Pero que les vinimos nosotros a enseñar? Está
precioso”.
Lucia Amelia dedico
tiempo a esta obra aplicándose a sí misma la fórmula de recreación: el ser
humano no es nadie sin esperanza, la esperanza que tal vez alcance lo que
anhela a través del esfuerzo y de la perseverancia. Perseverancia que verá
coronados sus afanes a través de un espíritu libre. Libertad que impulsa con
firmeza el amor que ansia y necesita toda la humanidad para ser plena.
El Camino de Libertad no podía sino laurearse como un
paradigma para las letras dominicanas, especialmente para la LIJ, por lo que me permito decretar:
*A partir de ahora, queda consignado que el libro de LIJ es realmente un objeto de diseño.
*Que los literatos deben formar estrecha unión
con los diseñadores gráficos, ilustradores o dibujantes (si tenemos suerte con
el artista plástico) para dar forma al proyecto porque ambos serán coautores de
la obra y está claro que de la unión que se obtenga de letras e ilustraciones
saldrán múltiples lecturas.
*Que el mercado del libro de LIJ está
profundamente ligado a la familia, la escuela y las instituciones culturales y
estas instancias deben unir esfuerzos en su difusión y distribución.
*Que el libro de LIJ en la República Dominicana
es instrumento de disfrute y formación estética e intelectual de larga vida que
beneficia a generaciones por lo que será un error calificarlo de objeto de
consumo.
Finalmente, lo dije y no me equivoqué: Cada libro de literatura
infantil y juvenil publicado en los últimos años ha sido un compromiso de su
autor e ilustrador por superar al anterior en una sana competencia que nos
coloca en el mapa de la buena literatura infantil y juvenil ¡Gracias a Dios!
*DOMINGO 30 DE MAYO DE
1999
NOTA: Me acuso de no mencionar al arquitecto Milán Lora, autor de las ilustraciones. Sencillamente, ellas hablan por él y por todo lo que lo admiro. Leiby Ng
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