lunes, 26 de enero de 2015

LUCIA AMELIA CABRAL Y LA LITERATURA INFANTIL

Por Leibi NG para Listín Diario. Gratitud a Marianne de Tolentino.

Portada de la primera edición de El Camino de Libertad de Lucía Amelia Cabral y Milán Lora.

Lucia Amelia Cabral ha puesto en el Mercado dominicano tal vez el mejor libro que se haya “manufacturado” para el público comprendido entre los 10 y los 99 años, en la historia de la literatura infantil y juvenil dominicana. El Camino de Libertad,  con hermosas ilustraciones en acuarela del arquitecto y artista Milán Lora Gómez  es sencillamente una joya que se venderá a RD$150.00* pero cuyo valor transciende cualquier precio. Aconsejo cuidar los gestos cuando lo estén leyendo en público porque no hay más remedio que sacar la ternura, la fe y la admiración frente a la aventura de unos personajes que abrazan el símbolo con seguridad poética al hacer un recorrido de roce estético.

En términos gráficos, ya teníamos pruebas del concepto editorial de Lucia Amelia Cabral con la salida de Chivi, Cien Adivinanzas Nuevas y Mi Vaca de Retahílas, ambos de Brunilda Contreras, dos libros preciosos, pero El Camino de Libertad  adquiere una categoría distinta.

Ha sido tanto el cuidado que la escritora ha puesto en esta creación suya que me da argumentos para sostener lo que empecé con motivo del lanzamiento del libro de Lorelay Carrón, Jinete de Nubes, cuando trataba de explicar la trascendencia de las ilustraciones en el libro de  LIJ  y la capital importancia de lo que nosotros llamamos diagramación, los españoles maquetación y otros países proyectación gráfica.

El Camino de Libertad deja claro que un matrimonio texto-imagen es absolutamente imprescindible para que el libro dedicado a niños y jóvenes reciba un tratamiento de objeto de diseño. Lucia Amelia crea una historia en prosa lírica que da lugar al vuelo de la imaginación, permitiendo un tiempo de paz y armonía en cada una de sus oraciones distintas, a veces rimadas: La alegoría es un entretenido juego de conducción hacia el mensaje definitivo, en un viaje lleno de gracia e inteligencia. Me pregunto si esta autora dominicana se acercará a la hazaña de Antoine deSaint-Exupery con El Principito, una obra “infantil” que no es sino una obra profunda, cargada de significados y símbolos en forma de parábola o alegoría.

En el momento en que Lucia Amelia nos mostró una prueba de su libro comprendí su perfecta visión del libro dentro de la LIJ como un concepto integral. Hay muchos espacios en blanco pero están dispuestos  para “dar aire” al texto, como decimos en artes gráficas. Además, este libro se iba “contando” mientras se unían la industria con la literatura. Y por otro lado, todo el que haya leído cuentos (en voz alta) con el libro en la mano sabe lo que significa terminar una frase en una página y paralizar la voz en lo que llegamos a la otra. Por lo tanto, la oralidad ha cumplido su papel en este proyecto que permite precisamente “libertad” a la sonoridad de las palabras.

¿Son precisiones de perfeccionistas? ¡Que bueno! Finalmente empezamos a delimitar las exigencias del libro de LIJ y por lo menos se traza una línea definitoria entre lo que es y lo que debe ser. La ilustradora cubana, especializada en LIJ,  Miriam González Giménez expresó al ver esta obra: “¿Pero que les vinimos nosotros a enseñar? Está precioso”. 

Lucia Amelia dedico tiempo a esta obra aplicándose a sí misma la fórmula de recreación: el ser humano no es nadie sin esperanza, la esperanza que tal vez alcance lo que anhela a través del esfuerzo y de la perseverancia. Perseverancia que verá coronados sus afanes a través de un espíritu libre. Libertad que impulsa con firmeza el amor que ansia y necesita toda la humanidad para ser plena.

El Camino de Libertad no podía sino laurearse como un paradigma para las letras dominicanas, especialmente para la LIJ, por lo que me permito decretar: 

*A partir de ahora, queda consignado que el libro de LIJ es realmente un objeto de diseño.

*Que los literatos deben formar estrecha unión con los diseñadores gráficos, ilustradores o dibujantes (si tenemos suerte con el artista plástico) para dar forma al proyecto porque ambos serán coautores de la obra y está claro que de la unión que se obtenga de letras e ilustraciones saldrán múltiples lecturas.

*Que el mercado del libro de LIJ está profundamente ligado a la familia, la escuela y las instituciones culturales y estas instancias deben unir esfuerzos en su difusión y distribución.

*Que el libro de LIJ en la República Dominicana es instrumento de disfrute y formación estética e intelectual de larga vida que beneficia a generaciones por lo que será un error calificarlo de objeto de consumo.

Finalmente, lo dije y no me equivoqué: Cada libro de literatura infantil y juvenil publicado en los últimos años ha sido un compromiso de su autor e ilustrador por superar al anterior en una sana competencia que nos coloca en el mapa de la buena literatura infantil y juvenil ¡Gracias a Dios!


*DOMINGO 30 DE MAYO DE 1999

NOTA: Me acuso de no mencionar al arquitecto Milán Lora, autor de las ilustraciones. Sencillamente, ellas hablan por él y por todo lo que lo admiro. Leiby Ng